BREVE RESEÑA DE LA DEVOCIÓN MAS ARRAIGADA:
Templo de estilo barroco del siglo XVIII que fue parte del convento de la Orden de Santo Domingo. Su construcción inició con un pequeño templo después de la conquista de la Ciudad de México hacia el año de 1527 a 1530, se reconstruyo para ampliar el templo entre los años de 1556 y 1571, el templo fue dañado severamente por inundaciones, temblores e incendios, fue reconstruida al estilo barroco diseñado por Pedro de Arrieta, durante la primera mitad del siglo XVIII, lo que ahora la conocemos con su arquitectura actual y se introdujeron cambios en el interior con decoraciones neoclásicas.
BREVE RESEÑA DEL QUE ESTA DEDICADO EL TEMPLO:
Santo Domingo de Guzmán, Fundador de la Orden de Predicadores, 1170-1221
La vida de Domingo era tan virtuosa y el fervor de su espíritu tan grande, que todos veían en él un instrumento elegido de la gracia divina.
Con frecuencia pedía a Dios una cosa: que le concediera una auténtica caridad, que le hiciera preocuparse de un modo efectivo en la salvación de los hombres, consciente de que la primera condición para ser verdaderamente miembro de Cristo era darse totalmente y con todas sus energías a ganar almas para Cristo. Con este fin instituyó la Orden de Predicadores, realizando así un proyecto sobre el que había reflexionado profundamente desde hacía ya tiempo.
· BREVE RESEÑA DE LA DEVOCION MAS ARRAIGADA:
EL SEÑOR DEL REBOZO
Las religiosas de Santa Catalina de Siena llegaron a la Nueva España a mediados del siglo XVI y fundaron un convento en lo que hoy es la calle de República de Argentina, lugar en el que llevaron una vida de clausura entregadas a la contemplación.
Siendo muy joven, Severa ingresó al convento de Santa Catalina de Siena para consagrar su vida con el nombre de Sor Severa de Santo Domingo.
Cada vez que acudía al templo, Sor Severa se detenía unos momentos frente al Nazareno para hacer oración y mientras lo contemplaba lo advertía cada día más triste y agobiado bajo el peso de la cruz, despertando en ella una gran devoción.
Con el paso de los años, Sor Severa fue envejeciendo y su salud se deterioró de tal forma que ya le era imposible visitar al Nazareno, lo que llenaba su corazón de profunda tristeza y tal era su adoración al Señor de la cruz a cuestas que lo llamaba desde su celda.
Una noche de tormenta, Sor Severa se encontraba bastante delicada y con voz casi inaudible llamaba a su «Divino Esposo». De repente, en medio de aquella noche tempestuosa, tocaron quedamente a la puerta de su celda y con mucha dificultad la monja se levantó de la cama y abrió para encontrarse ante la figura triste de un mendigo que imploraba pan y abrigo.
La religiosa tomó un trozo de pan y un poco de agua que ofreció al mendigo, después sacó un rebozo del ropero y cubrió el aterido cuerpo de aquel hombre. Al cerrar la puerta, Sor Severa se estremeció y exhaló su último suspiro en paz.
A la mañana siguiente, las religiosas hallaron el cuerpo sin vida de aquella piadosa mujer y en su habitación se respiraba un extraño olor a rosas, mientras que en la iglesia se encontraba la imagen del Nazareno cubierta con el rebozo de Sor Severa.
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